dilluns, 15 de març del 2010

WOMAD & Taranaki

WOMAD



Escenario principal, delante de un lago



Esta historia empieza en Wellington, que no se ve ni en foto ni en ni en pintura, y es que las fotos se me borraron misteriosamente de la cámara (o las borré subconscientemente), y poco recuerdo de la capital, pues poco me interesan las grandes urbes.


La suerte, la fortuna o el porvenir me acompañan cuando viajo. Es la buena predisposición la que ayuda al viajero, en efecto, y también la valentía y el saber agarrar las oportunidades cuando aparecen, en efecto.



Pues se trataba éste de un viaje de trabajo, una conferencia de profesores en Wellington, pagado por ILANZ, la organización que me ha traído aquí, pero tras llegar el jueves a la capital, el viernes ya tenía visto todo lo que había que ver y buscaba candidatos para salir de la ciudad el fin de semana e ir a algún parque natural.


Los assistants no se animaban pero una vez en el nuevo hostal donde pasaríamos el fin de semana, se me apareció la señal.
- Namasté - me dice un desconocido en el ascensor.
- Namasté, respondo yo... analizo el personaje y acto seguido esgrimo en español: - ¿Y tú porqué me dices namasté?
- Ay va la ostia, si eres española.

Gustavo y Nabahet, bailando en Womad

Así que acto seguido conozco a un vasco que me confunde por indiana, que viaja por Nueva Zelanda y me invita a tomar una cerveza a su habitación en una hora. Me aparezco al rato con otras cuatro chicas, arregladas para salir, y él abre los ojos como dos naranjas... estoy en el paraíso, dice...



Gustavo se viene a explorar los bares de Wellington con nosotras, encantado de la vida, confiesa, esto es un regalo del cielo. Es un encanto, es muy halagador y caballeroso. Nos llama Reinas, dice que las mujeres son todas reinas. :-)

Por la noche me cuenta que se va a Womad Festival en New Plymouth al día siguiente, porque tocan Ojos de Brujo y ¡es su grupo favorito! Vaya, mi lucecita se enciende y mi cabecita se pone a maquinar cómo ir al festival el fin de semana, teniendo en cuenta que está a 500 km de distancia...
La suerte hace acto de presencia al día siguiente de forma inesperada. Tras cotejar todas las opciones, decidimos alquilar un coche. Esto supone que perderé el avión de vuelta a Auckland y tendré que subir hasta Auckland en coche... bueno, el dinero lo arregla todo.

Me voy con Gwen, quien en principio viene, a mirar una agencia de alquiler de coches... todo alquilado, otra... lo mismo... así tres. Yo no abandono. Vuelvo al hostal, pido la guía de teléfonos, mientras Nanu se desespera con Internet (que no siempre es la solución) y en el primer lugar donde llamo, Budget, a la oficina del aeropuerto, me dicen que tienen coches disponibles. Es más, me dice la chica, tengo algo que ofrecerte:

- Si puedes llevar el coche a Auckland, te ofrecemos un coche de Clase A, y no tienes que pagar nada.

Increíble pero cierto.
Y la suerte acaba de empezar, porque al minuto llega una chica cargada de material de camping diciendo que se vuelve a Europa y que regala tienda, saco y platos y ollas al primero que lo quiera...
Con tienda nueva y coche nuevo, Nabahet, Gustavo y yo emprendemos el viaje a New Plymouth, Taranaki, Mount Edgmond.
Nabahet y yo no estamos dispuestas a pagar 150 $ por la entrada, así que tras estudiar el territorio, nos colamos por debajo de la verja en un punto poco vigilado (Nanu afirma que las estadísticas dicen que un 30% de la gente en los festivales no paga), aunque en realidad corremos bastante peligro, porque los guardas están vigilando con las linternas de lado a lado del bosque, así que tenemos que pararnos cada diez pasos durante dos minutos, con el corazón acelerado latiendo a mil revoluciones.... fue como un juego de guerra. Claro que perdí el móvil por el camino, claro, pero cuando cerraron puertas volvimos a buscarlo y ¡lo encontré!



Ojos de Brujo
Una vez dentro disfrutamos de los conciertazos de Ojos de Brujo, Calexico, Mariem Hassam, The Ethiopiques y Eliades Ochoa.





TARANAKI
Al día siguiente, Nanu y yo nos propusimos subir caminando al volcán Taranaki, Mount Edmon, llamado en New Plymouth.


De camino, paramos a hacer una foto, y que maravillosa sorpresa: una alpaca estaba dando a luz...


Nos detuvimos a ver el recién nacido y continuamos la marcha.




Subimos caminando... aunque los Rangers del volcán estaban patrullando con el helicóptero.



El volcán es precioso, tan verde, tan mágico, para los Maori tiene un significado muy especial, es el volcán enamorado de Ruapehu que huyó de las montañas al ser vencido por Tongariro (Ver entrada Tongariro Crossing).




Más cerca ...



El bosque es denso y poblado, como no conseguimos obtener buenas vistas del volcán, y el cráter está demasiado lejos para culminarlo en un día, decidimos trepar a un árbol de 15 metros.

¡fue muy divertido!



























Y finalmente obtuvimos unas vistas preciosas:



Ya de vuelta a Auckland, pasamos por unas playas preciosas a las que tengo que volver...


Hacer acampada o viajar en furgoneta en Nueva Zelanda es lo más normal del mundo



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