dilluns, 1 de febrer del 2010

La bitàcora en SENTIMIENTOS

INDIA… gracias

El inicio:
Mumbay. La soledad, la necesidad de apoyos externos para estar tranquila, el miedo, el coraje, no puedo dormir, mil imágenes me asaltan al final de la jornada: la necesidad humana, la pobreza, el hogar, la familia, la inseguridad, el Amor.

La puesta en escena: Arambol Beach, Goa. La amistad desinteresada, el artista, el susurro del mar, que me da la vida y esplendor, el hogar, atisbo de tranquilidad, la amiga, las hadas, una fuerza interna que me empuja más allá, a continuar el camino, pues no es éste el destino de mi viaje.

Intuyo la espiritualidad, floreciente y a mi alrededor. Aprendo a aprender de mí. Y de los demás. Mi yoga interior empieza a canalizarse a mi vida exterior. Observo como la comunidad de artistas se retroalimenta para generar energía positiva diariamente.

Encuentro a mi estrella del camino y conozco a mi luz.

El desarrollo: Hampi. La paz. El aprendiz, el poeta, el viajero, la inspiratriz, el reencuentro con el hada, la filósofa y el maestro. Me inspira y se me canaliza la energía del aprendiz, es un reflejo de mi pasado, sus ansias de saber e impaciencia son la vida, pura vida; el poeta me hace reír, me muestra la belleza del lugar con una expresión, con un simple ademán, es la realidad material; el viajero inquieto me transmite su ilusión, materializa mis deseos, m admira, dice que “tengo el mejor karma que ha encontrado en todo el viaje”, es muy reconfortante estar con él. Y el indio sabio, como no… su sabiduría y amor permanecerán conmigo siempre. Por último, el maestro, que me enseña, material y espiritualmente. Tal es su fuerza interior, que la percibo y me arrastra desde el primer instante que hablo con él. Es tan claro todo, que no hay lugar a dudas.

El legado no es sólo material, es un aprendizaje y conocimiento interior que yo ahora sola debo continuar, y de forma profundamente espiritual. He aprendido, después de muchos disgustos en esta vida, a vivir tranquilamente, shantie, shantie, a tomar las cosas tal como vienen, porque así son y no las podemos cambiar.

Aprender a no perder el tiempo, es decir, a tomarse el tiempo necesario para conversar con las personas, mirar a los ojos directamente, sonreír, escucharlos, tener paciencia infinita, vivir tranquilamente: entender que hay otras formas de vivir, ajenas a las ideas preconcebidas socialmente y totalmente válidas. No juzgar, porque todo el mundo hace las cosas por algún motivo, por alguna fuerza interior.

No hacerse ilusiones, basta ya de castillos de arena, porque la realidad es la que es, y las ideas que nos imaginamos en la cabeza son falsas, pues si no se convierten en realidad, sufrimos una decepción.


Conclusión: Gokarna. La reflexión

Me encuentra la adoratriz, encuentro a mi luz y a mi último guía canalizador de todo lo aprendido: el judío errante.
La luz que mi aura desprende es tan palpable, mi autosatisfacción tan grande y mi tranquilidad tan pura que nada me afecta, todo es para bien, porque como dijo Voltaire, lo bueno es para los mejores. Las almas más puras se me acercan, rápidamente tengo a toda la familia a mi alrededor, reclamando de mi amor, me siento plena, querida, satisfecha y nunca antes me he sentido así. Mi guía me ayuda a expresar todo lo aprendido interiormente, a corregir algunos pensamientos, a ser feliz aquí y ahora.

Mi meditación interior está tan interiorizada que puedo permanecer en la misma posición, con la misma sonrisa, durante horas y horas… y las almas buenas se me acercan, para conversar… o mirar el mar. Que el amor perviva. Que la energía se expanda.

Llega la hora de partir de India, de mi India querida. India, gracias, gracias, gracias.
Ahora ya estás en mi corazón, no te preocupes, pronto volveré a casa. Tú me has dado la paz, yo te recompensaré.